Aquella frase de «aquí, sufriendo» pasó a la historia pero hubo un tiempo en que era toda una declaración de intenciones: la tranquilidad, la calma mental, el dolce far niente y el estar haciendo exactamente aquello que queríamos en el momento que nos apetecía.
Vivir con más humor y perspectiva los «dramas» diarios, despojarnos de todo lo accesorio, disfrutando de lo sencillo respetando nuestro entorno.
Eso es lo que ahora hacemos las sufridoras.